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Severo Ochoa y Francisco Grande Covián: Dos grandes científicos y grandes amigos

Severo Ochoa y Francisco Grande Covián: Dos grandes científicos y grandes amigos

Francisco Grande Covián nace en Colunga (Asturias) en 1909, su abuelo materno, Ricardo Covián Junco, había estudiado Medicina en la Universidad de Barcelona, pero no llegó a ejercer la medicina, solo de forma esporádica cuando sus empleados necesitaban asistencia, su dedicación fue hacia la administración de sus tierras y alguna incursión en la política llegando a ser Presidente de la Diputación Provincial de Asturias.

El padre de don Paco, Emilio Grande de Riego, nació en Muros de Nalón (Asturias), estudió Medicina en Madrid y llego a Colunga en 1905, estableciendo relación con don Ricardo Covián el cual era aficionado a la historia y evolución de la ciencia. Con sus visitas a la casa de los Covián, Don Emilio conoció a la hija de Don Ricardo, María Esperanza con la que se casó en 1908. En 28 de junio de 1909 nació su primer hijo Francisco. Su padre se traslada a Oviedo al Sanatorio Getino, cuando Francisco Grande tenía 9 años. Allí don Francisco asistió a la academia Siero donde hizo el preparatorio para el bachillerato.

En 1919 realizó el examen de ingreso de bachillerato e ingresó en el Instituto de la calle Caveda donde acumuló un elevado número de matrículas de honor. Grande recordaba perfectamente quienes fueron sus profesores en el Instituto de Oviedo y decía que allí empezó a estudiar Física con el profesor de don Vicente García Rodeja, que era hermano del profesor de Química que tuvo Severo Ochoa en Málaga, y al que siempre se refería don Severo por haberle despertado su interés por las ciencias. Desde que fue estudiante en Oviedo Grande se orientó hacia la Medicina, igual que lo hicieron su abuelo Ricardo, su padre Don Emilio, sus tíos materno Manuel Covián y paterno Arcadio Grande. En la actualidad su nieta Gloria también es médico-intensivista y está ejerciendo su actividad en Winnipeg–Manitoba. Canadá.

En 1926, Francisco Grande, ingresa en la Facultad de Medicina de Madrid y reside en la Residencia de Estudiantes de “La Colina de los Chopos”, situada en Calle Pinar (Madrid). Recuerdaba don Paco en su biografía del libro de Gómez-SantosMi ingreso en la residencia marcó mi vida, porque allí decidí mi vocación científica, mi propósito de dedicarme a la investigación, para lo cual renunciaba a la práctica de la medicina”.

Un pariente suyo que era estudiante de Medicina le dijo: “Despídete de las matrículas. Ya te puedes dar con un canto en los dientes si apruebas a la primera con Negrín”. Grande no solo aprobó, sino que además obtuvo
matrícula con el profesor Juan Negrín Negrín, y siempre le tuvo una gran estima, como él comentaba: ”El respeto por don Juan Negrín se despertó en mi desde el comienzo”. Severo Ochoa y Francisco Grande se conocieron por primera vez en la Facultad de Medicina. Ochoa era el Jefe de las Clases Prácticas del Laboratorio de Fisiología que dirigía el profesor Juan Negrín, este influyo en gran medida a la afición de Grande por la biología. Prueba de ello son las palabras que Ochoa dijo sobre Grande Covián:Entre Paco y yo, se establecieron pronto corrientes de intensa y mutua simpatía y caluroso aprecio. El que ambos fuéramos asturianos tuvo probablemente algo que ver con ello, pero el factor principal fue quizá nuestra comunidad de intereses y nuestra afición a la biología. También nos unía un ansia de conocimiento y cultura pero en ello iba él muy por delante de mí, con su gran interés y profundos conocimientos de música, arte, historia y literatura. No es de extrañar que yo lo tomase como modelo. Sin embargo, yo le llevaba unos años y lo aventajaba por tanto en la extensión y profundidades de mis conocimientos científicos. Ya entonces se había despertado en mí una inclinación irrevocable hacia la investigación científica. La estaba practicando en modesta y pequeña escala en el laboratorio de Negrín y creo que, como inculqué esa vocación a mi amigo y compañero José García Valdecasas, tuve algo que ver con el despertar de una vocación científica en Paco Grande”. Santiago Grisolía, discípulo de Ochoa y amigo de ambos, comentaba en El PaísEl doctor Grande Covián mantuvo ya desde que era estudiante una íntima amistad con el profesor Severo Ochoa y, a mi modo de ver, se le puede considerar como su primer estudiante”.

Grande y Ochoa estando en la Residencia acuden juntos a las clases de matemáticas del profesor Salvador Velayos, así como las clases de alemán que les impartía el Barón de Mayendorff, que vivía en la Residencia de Estudiantes. Existía en la Residencia un Laboratorio de Fisiología, que dirigía Negrín, en el cual solo invitaba a trabajar a los alumnos que se distinguían durante el curso, entre los seleccionados se encontraba Grande y allí se unió a Ochoa. Ese laboratorio en el que se encontraban Germán García, Cabrera, Ochoa y Grande era considerado por algunos residentes un “nido de melómanos”. En la Residencia también se fomentó su afición por la música que compartía con Severo Ochoa. La afición musical de ambos amigos Ochoa y Grande junto con otros residentes, entre los que se encontraban el compositor y musicólogo Jesús Bal y Gay, José Solís Suárez, Gabriel Celaya y otros, hacía que prácticamente todos los domingos acudieran al Monumental a escuchar los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Madrid.

Comentaba Grande:Creo que yo fui en parte culpable de que en el laboratorio de la Residenciase se tatarease música clásica mientras se trabajaba. Con bastante frecuencia Ochoa y yo, situados uno a cada lado de una de las mesas del laboratorio primero, donde solíamos trabajar, empezábamos a cantar cualquier obra, que inmediatamente era contestada por el otro. Aunque solíamos hacerlo con tonos muy mesurados, no estoy seguro de que Elías Delgado (mozo del laboratorio) aprobase estas manifestaciones musicales que él consideraba impropias de la seriedad del laboratorio”.

Ochoa estando en la Residencia solicitó una beca para trabajar con el Profesor Otto Meyerhof en Alemania, en 1929 consigue la beca y se desplaza a Berlín al laboratorio de Meyerhof en el Instituto de Biología Kaiser Wilhelm (actualmente es el Instituto Max Planck). Al irse Ochoa a Berlín su plaza de Alumno Interno de la Facultad quedó vacía y Francisco Grande opositó a ella y la consiguió.

Al finalizar la estancia Alemania, Ochoa se trajo un coche de la marca Opel que le bautizaron como “Zeppelin”. En el verano de 1930 aparecieron en “Villa Carmen”, Luarca, donde se encontraba don Severo, sus amigos Francisco Grande y Francisco Vega Díaz ambos veraneantes habituales de Colunga y Gijón, respectivamente. Los tres en el Zeppelin fueron a visitar a Negrín que veraneaba en Zarauz, donde el profesor les recibió con gran entusiasmo les invitó a comer, a dar un paseo en una lancha y les explicó sus planes en la política.

Al finalizar el verano de 1930, Ochoa se reincorpora al Laboratorio de Fisiología de la Residencia de Estudiantes y compagina su trabajo con la labor de profesor auxiliar de laboratorio del Departamento de Fisiología en la Facultad de Medicina. Los dos amigos Ochoa y Grande se centran en el estudio químico de la contracción muscular utilizando cobayas, que previamente les habían extirpado las suprarrenales, lo que eventualmente constituyó su tesis doctoral.

En abril de 1931 cuando se proclama la República, Grande relata que en la Residencia la mayoría eran partidarios de la República o bien la veían como la única salida, pero que ni para él, ni para Severo, supuso ningún cambio radical ya que siguieron trabajando en el laboratorio.

Una vez finalizada y presentada su tesis doctoral el 14 de julio de 1934, Ochoa asiste en agosto al VI Congreso Internacional de Fisiología de Leningrado, gestionándose su financiación, al regreso del mismo continua trabajando junto a Francisco Grande Covián en el metabolismo del músculo cardiaco, consiguiendo importantes aportaciones sobre la glicolisis en el corazón y las enzimas que conducen a la formación del ácido láctico.

Al comenzar la Guerra Civil, en Julio de 1936, el matrimonio Ochoa decidió irse de España, y en septiembre de ese año vuelve Ochoa al laboratorio de Meyerhof, pero la situación de Meyerhof se complica por el nacismo y en agosto del 1937 emigran a París, desde allí, Severo Ochoa se traslada a trabajar al Marine Biological Laboratory en Plymouth por intercesión de Meyerhof. A continuación Ochoa consigue una beca de la Nutfield Foundation para trabajar en el Departamento de Bioquímica de la Universidad de Oxford.

Tras dos años de su estancia en Oxford estalla la II Guerra Mundial y Severo decide irse a trabajar a Estados Unidos, para ello solicita puesto en el Laboratorio de los esposos Cori, y es aceptado. En agosto de 1940 el matrimonio Ochoa se traslada a Washington University School of Medicine en St. Louis donde Severo empieza a trabajar con Carl y Gerty Cori. En 1942 se le propone un puesto de Investigador Asociado en el Departamento de Medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York y poco después de cumplir los 39 años es nombrado Profesor Ayudante de Bioquímica.

Durante la Guerra Civil, Francisco Grande se ocupó de la Secretaria de la Facultad de Medicina de Madrid y de investigar las carencias nutritivas de la población en el Instituto de Higiene de la Alimentación donde desempeña el puesto de Subdirector. Como consecuencia de la guerra se produjo una restricción calórica, apareciendo problemas carenciales nutricionales en la población madrileña y Grande se encarga de organizar la distribución de complejos vitamínicos y aceite de hígado de bacalao. A principios de 1938 se empezó a ver pacientes con lesiones cutáneas en el cuello, dorso de las manos y pies, así como trastornos gastrointestinales, psíquicos y neurológicos. Don Francisco Grande, identificó los síntomas y signos y diagnosticó que sufrían pelagra (déficit vitamínico de ácido nicotínico o vitamina B3). Con ayuda de un químico del Instituto, don Ángel del Campo, consiguió fabricar ácido nicotínico a partir de la nicotina, que encontraron y requisaron en los establecimientos de productos agrícolas y de jardinería, que se utilizaba para combatir el pulgón de las plantas. Al ir aumentando el número de pacientes se hizo necesario fabricar más ácido nicotínico y esto lo consiguió en Valencia con la colaboración del químico turolense don Vicente Gómez Aranda.

En el curso del tratamiento de los pacientes con pelagra, Grande y sus colaboradores vieron que el ácido nicotínico no curaba todos los síntomas de la pelagra, en especial no se conseguida hacer desaparecer los síntomas neurológicos, descubriendo que la administración de levadura de cerveza conseguía la curación, años más tarde se vio que estos pacientes tenían además una carencia de ácido pantoténico o vitamina B5.

A pesar de todo este esfuerzo por mejorar la calidad de vida de los españoles durante la Guerra Civil, al finalizar esta, fue denunciado por “colaboracionista” y se le sancionó con la imposibilidad de presentarse a oposiciones de cátedra por un periodo de 10 años. Después de la Guerra trabajó preparando vitaminas en los laboratorios Ibis, así como en el Instituto de Investigaciones Médicas al que fue invitado por el Dr. Don Carlos Jiménez Díaz. En ese instituto desarrolló importantes trabajos de investigación sobre la diabetes aloxánica con los doctores de Oya, Vivanco, Rodríguez Miñón y Villasante. Al cabo del tiempo fue nombrado director del Departamento de Fisiología del Instituto. Allí fue donde conoció a la que sería su esposa, Gloria Mingo, su mejor colaboradora en todos los aspectos, tanto científicos como humanos y con la que se casó el 31 de marzo de 1941, instalándose en la “Casa de las Flores” en el barrio de Argüelles, Calle Rodríguez San Pedro.

En 1950 después de haber cumplido con la injusta sanción de poder presentarse a cátedras, obtuvo por oposición la Cátedra de Fisiología y Bioquímica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza.

El primer encuentro que relata Ochoa con Grande Covián, después de la Guerra Civil, es en el verano de 1952 cuando él y su esposa son invitados al II Congreso Internacional de Bioquímica que tuvo lugar en París. El matrimonio Ochoa embarcó su automóvil en Nueva York para después ir de París a España. El matrimonio de los Grande asistieron también al Congreso, desde la capital francesa el matrimonio Ochoa y los Grande-Covián viajaron juntos a Asturias.  Aprovecharon el viaje para visitar varios castillos del Loira.

Ese mismo año, 1952, el Organismo de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación, FAO; organizó un Madrid una reunión para tratar el problema de la desnutrición en la que intervino Francisco Grande, allí coincidió con el que fue su maestro en Copenhague, Ancel Keys, que se había trasladado a la Universidad de Minnesota, este le ofrece una plaza de Profesor Agregado en dicha universidad y trabajar en su laboratorio de Higiene Fisiológica. Oferta que Grande acepta, y en diciembre de 1953 la familia Grande se traslada a Estados Unidos. El viaje lo realizan en barco y el día 27 de diciembre llegan al puerto de Nueva York donde su amigo Severo Ochoa les espera en el muelle. Durante cuatro días Carmen y Severo actúan de anfitriones de los Grande, hasta que reemprenden viaje a Minneapolis.

Existió una oportunidad por la que Grande y Ochoa podrían haber vuelto a estar en el mismo centro y probablemente colaborar en investigación. Esto ocurrió en 1955 en la Universidad de Minnesota, cuando el catedrático de Bioquímica de dicha universidad le propuso a Grande crear una Catedra de Investigación sobre Química de las Enzimas que fuese dirigida por Ochoa, sin embargo el prestigio de Ochoa era muy grande en esa época, no le fue posible aceptar dada su satisfacción y afincamiento en Nueva York.

En el verano de 1955 el matrimonio Ochoa asiste a una Reunión de la Sociedad de Bioquímica que tuvo lugar en Minneapolis, donde pasan unos días con los Grande visitando los lagos de alrededor y organizan varias cenas con los amigos. Durante esta estancia Grande llevó a su amigo Severo Ochoa a visitar su laboratorio y le enseño los proyectos de investigación que estaban llevando a cabo. Al cabo de unos días Grande tiene que ir a México, hace escala en New York y se reúne con Ochoa visitando su laboratorio con el que comentan los resultados de la enzima polinucleótido fosforilasa. Al cabo de poco, Grande, se lo comenta a sus padres en una carta que había hablado con Severo y que éste había preguntado por ellos. En esa carta, comenta que Severo estaba muy contento y que la noticia de su descubrimiento en los periódicos españoles le había parecido divertida, porque decían que él había descubierto la manera de resucitar a los muertos. Le comenta que había recibido la una carta de un individuo, el cual le preguntaba si él podría resucitar a su mujer que acababa de morir.

En el año 1956 Grande y Ochoa coinciden en la reunión anual de la Federación de Sociedades Biológicas Norteamericanas en Atlantic City, donde Grande presenta sus resultados sobre las grasas de la dieta y el colesterol plasmático. Una noche salen a cenar Ochoa y Grande al restaurante Hackney´s, que se anuncia como el restaurante más grande de pescado del mundo. Grande comenta, con su habitual sorna, que el tamaño de la langosta que comieron no estaba en relación con el tamaño que anunciaban del restaurante, aunque si con el precio que pagaron.

En un regreso de un viaje accidentado por las tormentas de Boston, enero de 1959, Grande hace escala en New York, su amigo Ochoa le espera en el aeropuerto, cena con otros amigos en casa de Ochoa y se queda a pernoctar en su casa, hasta que al día siguiente reinicia su viaje a Minneapolis.

A mediados de octubre de 1959 Grande viaja a Nueva Orleans para la constitución de la Asociación de Nutrición Clínica y al llegar al hotel telefonea a su esposa en Minneapolis, la que le comunica que acaban de otorgarle el Premio Nobel a su amigo Severo. Grande telefonea inmediatamente a Ochoa pero este no se encuentra en casa, tuvo que esperar al día siguiente 16 de octubre para darle su más efusiva enhorabuena.

En otoño del 1968 el recién nombrado Ministro de Educación y Ciencia, Villar Palasí, se reúne con una serie de científicos entre los que se encontraban Ochoa y Grande con el propósito de crear unas Universidades Autónomas y a la vez recuperar a prestigiosos científicos españoles, que se encontraban en el extranjero, ellos propusieron una serie de medidas que no se tuvieron en cuenta. El objetivo de que regresaran a España muchos científicos no se vio cumplido. En el inicio de la década de 1970, Grande se plantea el quedarse definitivamente en Estados Unidos cuando llegue la hora de su jubilación. Pero cuando alcanza su edad de jubilación, a los 65 años, y le ofrecen la posibilidad de continuar en Minneapolis, su esposa Gloria le ruega regresar a España ya que todavía gozan de buena salud. Deciden instalarse en Zaragoza donde le ofrecen la dirección del Instituto de investigación Bioquímica y de Nutrición Don Juan Carlos I. El matrimonio Grande llega a Zaragoza a finales de 1974 y Grande reemprende la labor investigadora al frente de este centro de investigación. La catedra de Fisiología y Bioquímica de la Facultad de Medicina de Zaragoza, que había obtenido en el año 1950, estaba ocupada, pero el Rector, Narciso Murillo, por mediación del Catedrático de Química Orgánica, Enrique Meléndez, consiguen vencer las trabas burocráticas y le nombran Catedrático Extraordinario de Bioquímica de la Facultad de Ciencias desde 1978 hasta 1986, y profesor emérito desde 1986 hasta 1994. Grande consigue fondos y un buen número de colaboradores, reiniciando la labor científica en diferentes campos. Muchas personas pensaron que cuando don Paco regresó de Estados Unidos, era para jubilarse en España, y que su actividad científica se reduciría a impartir conferencias y recibir homenajes. Nada más lejos de la realidad, en este periodo que él denominaba de «mi reencarnación» tuvo una fructífera producción científica original y logró formar una escuela de científicos que en la actualidad se encuentra repartida por toda la geografía española y Estados Unidos, la «Escuela de la Reencarnación de Grande Covián«.

Durante la estancia de Francisco Grande en Estados Unidos se reunieron en múltiples ocasiones con el matrimonio Ochoa. Prueba de ello es lo que comentaba Ochoa:Mi amistad con Paco Grande”. “La estancia de los Grande en Estados Unidos, si bien a considerable distancia de Nueva York donde nosotros estábamos, dio lugar a que nos viéramos con alguna regularidad ya que más de algunas visitas que hicimos nosotros a Minneapolis y ellos a Nueva York nos veíamos al menos una vez al año, con ocasión de las reuniones de la Federación de Sociedades Biológicas Norteamericanas que por aquellos tiempos se celebraban siempre en Atlantic City, unos 150 km al sur de Nueva York. Casi siempre íbamos varios amigos en mi coche: Grande, Santiago Grisolía, que venía de Kansas City, así como mi amigo David Nachmasohn al que conocí en el año 1929 en el laboratorio de Meyerhof. Como nuestros intereses eran distintos solíamos asistir a reuniones diferentes……“ . ”El regreso a Nueva York solíamos también hacerlo juntos”. Aparte de los encuentros, reuniones y conferencias telefónicas que tuvieron estos dos amigos, también se comunicaron a través de cartas y existe documentada una amplia correspondencia entre ambos durante su estancia americana.

A principios de los años 70 en entonces ministro de Educación y Ciencia José Luis Villar Palasí, propuso a Ochoa la creación de un Centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y de la Universidad Autónoma de Madrid con la finalidad de que Severo regresase a España a seguir con su investigación. El proyecto de ese centro volvió a retomarse a mediados de los 70 cuando el Ministro de Educación y Ciencia Cruz Martínez Esteruelas, y el Subsecretario de dicho ministerio Federico Mayor Zaragoza decidieron que era fundamental crear un centro de Biología Molecular en el que tuviese cabida don Severo Ochoa. El Centro de Biología Molecular «Severo Ochoa» se inauguró el 24 de Septiembre de 1975, coincidiendo con el aniversario en que Ochoa cumplía 70 años. Severo Ochoa compartió sus actividades en el Instituto Roche de Biología Molecular en New Jersey con sus estancias en el centro de Madrid, hasta que finalmente en 1985 regresa de forma definitiva a España.

Desde mediados de los 70 hasta que falleció Severo en 1993, Grande y Ochoa, estando ambos en España se reunieron en múltiples ocasiones, siendo para ambos los encuentros más agradables los veranos en la Granda (Avilés). La Granda era una institución única, iniciada por Teodoro López-Cuesta. En la Residencia de La Granda se celebran todos los veranos unos cursos para debatir sobre temas de interés público, y en los que se convocaban a un gran número de científicos e intelectuales. Los veranos en la Granda les permitían el reencuentro anual de los dos amigos con la tierra natal de ambos. Allí disfrutaron de las veladas llenas de compañerismo y existen muchos documentos gráficos de estos encuentros.

En el año 1991 la Fundación Príncipe de Asturias organizó en Oviedo un Homenaje al doctor Grande Covián al que acude el doctor Ochoa y dice de él en esa ocasión:  “Me proporciona una gran satisfacción estar presente en este homenaje a mi amigo Paco Grande. Pachu como yo le llamo. Nos une una amistad de hace muchos años, que quizá fue estimulada por intereses comunes. Lo considero uno de mis mejores amigos, sé que él me considera a mí de igual manera. Tengo muchos recuerdos de nuestra vida, pero ahora evoco con especial satisfacción los viajes que solíamos hacer de Nueva York a Atlantic City, cuando acudíamos a la reunión anual de la Federación de Sociedades Biológicas Americanas”…. Y concluye “Pachu ya sabes el cariño con el que te recuerdo siempre, la satisfacción que siento siempre que estoy contigo y la emoción con que te dirijo estas palabras con motivo de este homenaje tan merecido”.

Tanto Grande como Ochoa compartían aficiones comunes y a la vez su gran amor por la investigación biomédica y estoy seguro que la frase pronunciada por don Severo podría haber sido pronunciada igualmente por su amigo Pachu:Me gusta mucho la literatura, la pintura, la escultura, la arquitectura, la arqueología, la música. Creo que el arte en general enriquece el espíritu científico”.

Primeros artículos conjuntos de Ochoa y Grande:

  • Ochoa S, Grande F, Peraita M. Das GebundeneKreatin in Froschmuske. Biochemische Zeitschrift 1932; 253:112
  • Ochoa S, Grande F. Der Phosphagengehalt in Meerschweinchenmuskel nach Entfernung der Nebennieren. Pfluegers Archiv. fuer die gesamte experimentelle Physiologie. 1932; 231:220.

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